Cuando se va a grabar un vídeo hay que recordar dos cosas que ayudarán a no perder detalle de la acción. Primero, planificar: tener claro qué buscamos, qué vamos a grabar y cuál es el tema, para, una vez en el lugar, saber qué necesitamos capturar para contar la historia. Segundo, tener los ojos bien abiertos. Está muy bien y es necesario tener un plan pero, a veces (¡y afortunadamente!), la realidad supera o contradice lo previsto y hay que saber reaccionar. Un esquema previo no debe hacer que nos perdamos otras cosas interesantes que pasan. Con la idea clara y la mente abierta, ¡ya se puede salir a grabar!
Algunos errores comunes a la hora de grabar un vídeo:
Cámara dudosa, Cámara estable, Cámara trotando, Grabación en contraluz, Luz detrás de la cámara, Espacio de mirada, Sujeción de la cámara, Fijación de la exposición, La profundidad de campo, Composición y enfoque, Sobre la luz, Características de la luz exterior.
1. Antes de empezar
Antes de ponerse manos a la obra hay que comprobar que la cámara tiene suficiente batería y espacio en el disco duro para almacenar las imágenes. Y también mantener el objetivo limpio, si no queremos un material lleno de polvo y manchas. Suena a obviedad pero, en serio, ¡es importante! Una vez comprobado esto, hay que decidir en qué formato, proporciones (4:3,16:9) y calidad en que grabaremos. La elección depende de la salida que queramos dar al material y de dónde queramos verlo.
2. La iluminación
La imagen es luz, por eso hay que tenerla muy en cuenta. Al grabar, la luz principal de la escena debe situarse delante del sujeto u objeto. O sea: en exteriores el sol debe estar detrás de la cámara, iluminando lo que se quiere grabar. Mejor, además, que en el encuadre no haya grandes diferencias de luz, para que no se vean zonas muy claras y otras muy oscuras. Si la luz incide de frente en la cámara estaremos ante un contraluz y el protagonista se verá oscuro. Si no se puede cambiar a la persona de lugar, para salvar un contraluz puede usarse un foco dirigido al sujeto o algún material blanco a modo de reflector para hacer rebotar la luz que el protagonista tiene a su espalda y dirigirla a su figura.
También son preferibles las luces suaves (de la mañana y la tarde) a las duras (al mediodía, por ejemplo) ya que generan menos sombras.
Para conseguir que los colores de la imagen sean naturales y fieles a la realidad es aconsejable hacer balance de blancos con la cámara. Aunque la mayoría tienen esta opción automática, no está de más hacer balance cada vez que se cambia de tipo de luz (de interior a exterior, o al revés). Eso evitará imágenes anaranjadas. El balance se hace cuando la escena está iluminada, enfocando sobre una superficie blanca.
Balance de blancos, definiendo el tono de la imagen
No es lo mismo una bombilla convencional que un tubo fluorescente. Además de tener una forma diferente y no pasar por igual en la factura de la luz, funcionan con materiales particulares. Cada una emite un tipo de ondas distintas que nos darán una tonalidad concreta en la imagen.
Para realizar este ajuste básico antes de grabar, hay que “decirle a la cámara” cuál es el blanco en cada escena en la que cambien las condiciones de luz, para que los tonos blancos aparezcan como blancos y no como amarillentos o azulados.
Si tu cámara tiene controles manuales podrás ajustar exactamente la temperatura de color de cada escena enfocando a un punto completamente blanco y realizando el balance. La temperatura de color se mide en Kelvin (aunque la mayoría lo llamamos grados Kelvin) e indica la tonalidad del blanco. Por ejemplo, 12.000 K es un tono casi azulado y 2.000 K es casi rojizo. 5.500 K equivaldría a la luz solar en estado normal.
Como habrás visto llegado a este punto de nuestro Especial video, la importancia de una cámara con controles manuales es primordial. Estos controles son los que nos permiten ajustar esos detalles de nuestra grabación que la diferenciará de cualquier otra.
3. Cada cosa en su sitio. La importancia de la composición
Componer es situar los elementos dentro del cuadro. En este sentido, el vídeo sigue normas parecidas a las de la fotografía. Así, no suele quedar bien que los sujetos estén en el centro de la imagen. Mejor ponerlos un poco a la izquierda o a la derecha. Es, en esencia, la regla de los tercios. Aplicable en la mayoría de las artes, ayuda a componer imágenes agradables. Se basa en que, si se divide el cuadro en tres partes iguales (horizontal y verticalmente), los puntos donde se cruzan las líneas trazadas son los centros de atención. Es ahí donde es recomendable situar al protagonista. Por protagonista entendemos una persona, un objeto, el horizonte, el mar, el cielo…
Otro ejemplo: si grabamos a una persona que mira hacia un lado es conveniente dejar un poco de aire (espacio) frente a los ojos. Aunque esta regla, como todas, puede romperse, al grabar a una persona es mejor no cortar partes del cuerpo.
4. Movimiento sí, pero controlado
Un vídeo queda mejor si la imagen es estable. Por supuesto, la imagen puede moverse, pero siempre porque quien graba busca ese efecto, y no porque no ha conseguido que el fotograma esté quieto. ¿Cómo conseguir que un plano no tiemble? Lo ideal es un trípode para apoyar la cámara, aunque en algunos casos y temas es imposible usarlo. A falta de trípode, podemos hacer lo siguiente: sujetar la cámara de forma firme con las dos manos, grabar con los pies ligeramente separados, respirar lentamente o apoyarnos en algún lado. Si hay que mover la cámara (panorámica o zoom), hay que hacerlo despacio, para que se pueda apreciar qué ocurre durante el movimiento, y sabiendo en qué punto vamos a parar. El movimiento tiene que ser continuo y pausado. Tampoco favorece a la estabilidad llegar muy lejos con el zoom. Cuantos más aumentos usemos, más temblará la toma. El zoom digital, además, provoca pérdida de calidad de imagen.
Y otro consejo: mejor no abusar de los movimientos de cámara. Es más interesante dejar que la vida se mueva dentro del cuadro que mover todo el tiempo la cámara.
5. Variedad en los planos
Al grabar hay que pensar en que el montaje que vamos a hacer sea variado y dinámico. Para evitar la monotonía, hay que grabar tipos de planos distintos. Los generales permiten situar el lugar; los medios y cortos identifican y centran la atención. Combinarlos es lo ideal. Cada plano, además, debe durar un mínimo tiempo (cinco o seis segundos es una buena referencia). Si el plano es muy breve puede que el espectador no tenga tiempo de ver qué pasa. Si grabamos una acción, es mejor grabarla completa: apretar el botón segundos antes de que empiece y apagar segundos después de que acabe. Grabando un mínimo de segundos nos aseguramos que, al montar, el plano dura lo suficiente como para encadenarlo con otro. También ayuda a hacer el vídeo más variado el hecho de grabar planos de recurso complementarios: detalles, hechos u objetos curiosos que sirvan de contrapunto. En la variedad está el ritmo. Y el ritmo es lo que hace atractivo un vídeo.
6. El sonido
El vídeo es imagen en movimiento pero también es sonido. Por eso al grabar hay que poner también atención a lo que dicen los protagonistas y al sonido ambiente. Una frase capturada en el momento preciso puede enriquecer de manera sorprendente un vídeo. Por eso, además de ver, hay que saber escuchar. Teniendo eso en cuenta, hay que intentar grabar en sitios con poco ruido de fondo y, en el caso de entrevistas, usar un micro externo. También hay que hacer notar que si hablamos mientras grabamos, nuestra propia voz puede echar a perder una buena toma. Mejor callar y dejar que hablen los hechos.
Como vimos en el apartado de audio, tenemos que prestar especial atención al tema del sonido directo. Hay que escuchar lo que nos interesa en nuestra grabación, y debemos oírlo bien, omitiendo el resto de sonidos que son superfluos y nos producen ruido, interferencias.
Ante todo, identificaremos la fuente de sonido de nuestra escena e intentaremos poner los medios necesarios para situarnos tan cerca como necesitemos siempre que escuchemos el sonido. En muchos casos tendremos la cámara alejada de la fuente de sonido, por lo que lo ideal sería colocar un micrófono a distancia a través de un cable (o bien inalámbrico), y en el “peor” de los casos, un micrófono direccional, con el que apuntando hacia la fuente captaremos el sonido, aunque siempre procuraremos estar lo más cerca posible.
En resumen
A modo de conclusión, dos cosas. Primero: todas las normas y consejos pueden romperse y el resultado puede ser igualmente creativo pero, como suele decirse: primero hay que aprender la técnica para poder olvidarla. Segundo: además de cómo se graba y con qué cámarab lo más importante es qué se graba: la historia, las personas, la acción. La fuerza de nuestro vídeo estará, más que en ninguna otra cosa, en sus protagonistas.
Recuerda que la clave del éxito es la practica, mientras mas practiques e investigues, mejor. Mientras mas cortos o peliculas veas y cojas ideas, mejor. No esperen hacer algo super cool a la primera, una gran produccion requiere un gran esfuerzo.
Aquí lo tienes explicado con una presentación Slideshare: